Mujeres, ese intrincado laberinto colmado de belleza y sensibilidad, es al mismo tiempo un huracán en calma. Libros y más libros se han escrito tratando de averiguar sus más profundos deseos, inquietudes o temores. Poesías, cuentos, novelas y canciones no han bastado (ni bastarán) para explorar el universo que construyen a diario, sólo para destruirlo en la noche y rehacerlo al amanecer.
En el 2000, la comedia protagonizada por Mel Gibson y Helen Hunt “Lo que ellas quieren”, planteó la historia de Nick Marshall como un exitoso publicista que, luego de electrocutarse por accidente, comienza a escuchar los pensamientos y secretos de todas las mujeres que lo rodean. Sin embargo, en ese punto vale la pena preguntar si sabríamos qué hacer de escuchar los pensamientos de las mujeres. Nick Marshall pensó que sabría, pero no fue así.
Las relaciones humanas son más complejas de lo que aparentan. En el universo femenino la discreción es un bien altamente cotizado. El orgullo y el amor propio difícilmente juegan sin conocer el terreno en el que se internan; casi nunca, las mujeres reconocen esos pequeños detalles que les hacen perder la cabeza por un hombre cuando son empleados correctamente. Tal y como nos ocurre a la mayoría de nosotros con ellas y sus detalles.
Detalles; un término afamado por su alcance de acción y la potencia de sus beneficios cuando saben aplicarse. A continuación se enlistan algunos con el objetivo de revelar los secretos o actitudes que, sin importar si somos de Venus o de Marte como se nos ha querido hacer creer, las mujeres aman de los hombres, pero no lo dicen.
Un olor agradable
Si hay algo que permanezca en la memoria de una mujer es el aroma del hombre que le atrae. No importa si despiertan juntos o se encuentran de vez en cuando, el olor es esa pequeña carta no escrita que llevará consigo a todos lados. Una fragancia suave es la respuesta a cualquier pregunta. Queda prohibido abusar de la colonia sin higiene.
Que se esmere por convivir con familiares o amigos
Las mujeres merecen su espacio. Agradecen cuando lo tienen, corresponden el afecto por conservarlo, y cuando se trata de un cariño genuino, harán lo que sea por cuidarlo. No obstante, ellas son observadoras natas. Notan el esfuerzo de su pareja cuando se empeña (de buena gana) en integrarse con la familia o amistades de ella, incluso cuando alguien no le agrade tanto a él. El sacrificio lo vale
.Que sea decidido
El hombre, independientemente de cualquier presión sociocultural, debe saber lo que quiere. Esta actitud se combina con el respeto y la comprensión. Las mujeres no quieren ir todo el tiempo a comer o tomar un café; saber que las opciones son amplias porque se cuenta con más de una, es el remedio ideal contra la rutina. Se trata de saber elegir sin tantas vueltas. La indecisión jamás ha cautivado el corazón de una mujer.
Diversos estudios han revelado que las mujeres, en su gran mayoría, son mucho más auditivas que los hombres. Motivo por el que gustan de las palabras y las exprexiones cálidas. Un halago sutil es más efectivo que un llamativo ramo de flores. Mírala a los ojos cuando hable, tómala de la mano, hazle saber lo importante que es para ti sin ser una fecha especial; esos detalles no precisan de una cuenta en el banco y son valiosos
La memoria es selectiva, no mala. Los hombres son capaces de recordar marcadores, jornadas de partido, estadísticas de juego y hasta la forma en que estacionaron su auto. Pero nada de eso es relevante cuando una mujer desea que recuerde, tan sólo, las fechas importantes para ambos. El aniversario, los cumpleaños, esa anecdota donde ella cuenta por qué le temía a la oscuridad de pequeña... los hombres que recuerdan eso lo hacen porque ponen atención; los hombres atentos saben escuchar y no hay nada más atractivo que eso.
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